Mujeres y ho bres

Diferencia psicológica entre hombre y mujer

El término género se refiere a los atributos y oportunidades económicas, sociales y culturales asociados a ser hombre o mujer. En la mayoría de las sociedades, ser hombre o mujer no es simplemente una cuestión de características biológicas y físicas diferentes. Hombres y mujeres se enfrentan a diferentes expectativas sobre cómo deben vestirse, comportarse o trabajar. Las relaciones entre hombres y mujeres, ya sea en la familia, el lugar de trabajo o la esfera pública, también reflejan la comprensión de los talentos, las características y el comportamiento apropiados para las mujeres y los hombres. Por tanto, el género se diferencia del sexo en que es de naturaleza social y cultural, y no biológica. Los atributos y características del género, que abarcan, entre otras cosas, los papeles que desempeñan los hombres y las mujeres y las expectativas que se depositan en ellos, varían mucho entre las sociedades y cambian con el tiempo. Pero el hecho de que los atributos de género se construyan socialmente significa que también son susceptibles de cambiar de manera que puedan hacer que una sociedad sea más justa y equitativa.

La equidad de género es el proceso de ser justo con las mujeres y los hombres. Para garantizar la equidad, a menudo hay que disponer de estrategias y medidas para compensar las desventajas históricas y sociales de las mujeres que impiden que éstas y los hombres actúen en igualdad de condiciones. La equidad lleva a la igualdad. La igualdad de género requiere que las mujeres y los hombres disfruten por igual de los bienes, las oportunidades, los recursos y las recompensas socialmente valorados. Cuando existe una desigualdad de género, generalmente son las mujeres las que están excluidas o en desventaja en relación con la toma de decisiones y el acceso a los recursos económicos y sociales. Por lo tanto, un aspecto crítico de la promoción de la igualdad de género es el empoderamiento de las mujeres, centrándose en la identificación y corrección de los desequilibrios de poder y dando a las mujeres más autonomía para gestionar sus propias vidas. La igualdad de género no significa que los hombres y las mujeres sean iguales, sino que el acceso a las oportunidades y a los cambios en la vida no dependa de su sexo ni esté limitado por él. La consecución de la igualdad de género requiere el empoderamiento de las mujeres para garantizar que la toma de decisiones a nivel privado y público, y el acceso a los recursos, dejen de estar ponderados a favor de los hombres, de modo que tanto las mujeres como los hombres puedan participar plenamente como socios iguales en la vida productiva y reproductiva.

Feminidad

Mujeres cruzando una carretera muy transitada en Accra, Ghana | Crédito: Daniel Silva Yoshisato, Banco MundialLa igualdad de género es un derecho humano básico. Y cuando se trata del transporte, la brecha de género es mayor de lo que la mayoría de nosotros imagina.    Como dos mujeres expertas en seguridad vial, nos hemos planteado una pregunta muy simple -pero clave-: ¿los hombres y las mujeres están igualmente seguros cuando utilizan una carretera?

La seguridad es vital. Un amplio abanico de estudios demuestra que la inseguridad de las instalaciones e infraestructuras de transporte restringe la vida de las mujeres, al limitar su acceso a la educación y a los servicios sociales.    Por ejemplo, sin opciones de viaje seguras, las mujeres simplemente no pueden aprovechar las oportunidades económicas y sociales.

En cuanto a la seguridad vial, las implicaciones para las viajeras son también grandes pero, por desgracia, menos evidentes. A pesar de no ser todavía un área bien investigada, la seguridad vial vista desde el punto de vista del género está recibiendo cada vez más atención. El Grupo Académico de Expertos identifica el género y la equidad entre las áreas más afectadas por la seguridad vial, junto con la salud, la pobreza, el medio ambiente, el empleo, la educación y las comunidades sostenibles.

Igualdad de género

¿Por qué las mujeres no han logrado la paridad con los hombres en el trabajo? En contra de la creencia popular, no se debe a que las mujeres den prioridad a sus familias sobre sus carreras, a que negocien mal, a que les falte confianza en sí mismas o a que tengan demasiada aversión al riesgo. Los meta-análisis de los estudios publicados muestran que esas ideas son mitos: los hombres y las mujeres tienen inclinaciones, actitudes y habilidades similares. Lo que sí difiere es el trato que reciben en el trabajo: Las mujeres tienen menos acceso a información vital, reciben menos comentarios de los supervisores y se enfrentan a otros obstáculos para avanzar.

Para garantizar la igualdad de género, los autores recomiendan que los directivos (1) cuestionen los estereotipos que subyacen a sus prácticas; (2) consideren otros factores que puedan explicar la brecha de rendimiento; (3) cambien las condiciones del lugar de trabajo en consecuencia; y (4) sigan desafiando las suposiciones y compartiendo el aprendizaje para crear una cultura en la que todos los empleados puedan alcanzar su máximo potencial.

Demasiados directivos intentan “arreglar” a las mujeres o adaptarse a sus supuestas diferencias, y eso no funciona. Las empresas deben, en cambio, abordar las condiciones organizativas que conducen a tasas más bajas de retención y promoción de las mujeres.

Película sobre la mujer y el hombre

No hay duda de que se ha avanzado mucho hacia la igualdad de género, y este progreso es particularmente evidente en el lugar de trabajo. Tampoco hay duda de que aún no se ha alcanzado el objetivo de la plena igualdad de género, ni en cuanto a los salarios (AAUW, 2016) ni en cuanto al nivel de los puestos (Catalyst, 2016). En un reciente estudio de entrevistas con mujeres directivas, la mayoría de las barreras para el avance de las mujeres que se identificaron eran consecuencias de los estereotipos de género (Peus et al., 2015). Hay una larga historia de investigaciones en psicología que corroboran este hallazgo (para revisiones, véase Eagly y Sczesny, 2009; Heilman, 2012). Estas investigaciones apoyan la idea de que los estereotipos de género pueden ser impedimentos para el avance profesional de las mujeres, promoviendo tanto el sesgo de género en las decisiones laborales como el comportamiento autolimitador de las mujeres (Heilman, 1983).

Este estudio está diseñado para investigar el estado actual de los estereotipos de género sobre hombres y mujeres utilizando un marco multidimensional. Gran parte de la investigación original sobre el contenido de los estereotipos de género se llevó a cabo hace varias décadas (por ejemplo, Rosenkrantz et al., 1968), y los resultados de las investigaciones más recientes son inconsistentes, algunos sugieren que ha habido un cambio en los estereotipos de género tradicionales (por ejemplo, Duehr y Bono, 2006) y otros sugieren que no (por ejemplo, Haines et al., 2016). Las medidas de los estereotipos en estos estudios tienden a diferir, todos operacionalizan los constructos de agencia y comunalidad, las dos características que definen los estereotipos de género (Abele et al., 2008), pero de diferentes maneras. Proponemos que el conflicto en los hallazgos puede derivar en parte del enfoque en diferentes facetas de estos constructos en diferentes estudios. Por lo tanto, buscamos obtener una imagen más completa del contenido específico de los estereotipos de género actuales tratando la agencia y la comunalidad, como constructos multidimensionales.