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Cataluña es un objeto frágil. Como en muchos otros lugares, la historia ha ensamblado fragmentos sin fundirlos del todo, dejando cicatrices que nos recuerdan el esfuerzo necesario para unir lo diverso. Estas cicatrices exigen una atención especial porque, a diferencia de las sociedades en las que las heridas que las produjeron son antiguas y están casi olvidadas, en Cataluña muchas de las heridas todavía supuraban hace apenas unas décadas. Como lo hacen ahora. Desde hace meses, corremos el riesgo de desgarrarlas.

A lo largo del siglo XX confluyeron en Cataluña varias corrientes migratorias que atrajeron, en varias oleadas, a grandes grupos humanos procedentes de otras regiones españolas. Su llegada suscitó recelos y temores en algunos círculos políticos y élites intelectuales locales. El demógrafo Josep Antoni Vandellós fue, en los años treinta, uno de los primeros en expresar su preocupación por los peligros de la inmigración como elemento de descatalanización e inestabilidad social. Muy influido por las ideas de la eugenesia y por el clima de malestar social que existía en Cataluña durante el primer tercio del siglo, propuso medidas de fomento de la natalidad y el uso de la política urbanística para canalizar la inevitable afluencia de personas que llegaban a una región en rápida industrialización y dispersarlas por el territorio. También abogó por la aplicación de políticas de “inmersión cultural”. El temor al efecto diluyente de la inmigración se manifiesta de diferentes maneras en décadas más recientes. Algunos analistas lo ven en la obsesión de Jordi Pujol por establecer estructuras de poder que aseguraran la preeminencia de la cultura catalana. Esta influencia es más clara en líderes nacionalistas que no ocultaron sus ideas xenófobas, como Heribert Barrera.

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Declaración oficial del presidente Puigdemont sobre el referéndum catalán, 9 de junio de 2017, http://premsa.gencat.cat/pres_fsvp/docs/2017/06/09/16/07/0be082b5-b0e5-43e9-9eae-6a54f07c57b2.pdf (consultado el 26 de marzo de 2018).

Véase ‘Los grandes empresarios apoyan el 155 con elecciones’, EDeconomíaDigital (19 de octubre de 2017), www.economiadigital.es/directivos-y-empresas/ceoe-1155-elecciones-catalanas_514596_102.html (consultado el 5 de mayo de 2018); Empresaris de Catalunya pide la continuidad del 155 si Puigdemont es investido, ABC (18 de enero de 2018), http://www.abc.es/espana/catalunya/abci-empresaris-catalunya-pide-continuidad-155-si-puigdemont-investido-201801181218_noticia.html (consultado el 5 de mayo de 2018).

Real Decreto-ley 15/2017, de 6 de octubre, de medidas urgentes en materia de movilidad de operadores económicos dentro del territorio nacional.

Según PIMEC, sólo el 1% de las pymes catalanas se trasladaron fuera de Cataluña. Véase “El 80% de las pequeñas y medianas empresas no tiene previsto salir de Cataluña”, El Nacional (20 de octubre de 2017), www.elnacional.cat/en/news/smes-catalonia-registered-offices_204135_102.html (consultado el 5 de mayo de 2018).

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Los inicios del separatismo en Cataluña se remontan a mediados del siglo XIX. La Renaixença (renacimiento cultural), que tenía como objetivo el renacimiento de la lengua catalana y de las tradiciones catalanas, condujo al desarrollo del nacionalismo catalán y al deseo de independencia[9][10] Entre los años 1850 y 1910, algunos individuos,[11] organizaciones[12] y partidos políticos[13] comenzaron a exigir la plena independencia de Cataluña de España.

El gobierno español remitió la declaración al Tribunal Constitucional español, que dictaminó en marzo de 2014 que la declaración de soberanía era inconstitucional. Sin embargo, el tribunal no rechazó el “derecho a decidir”, argumentando que ese derecho no implicaba necesariamente la soberanía o la autodeterminación[40][41].

Al mes siguiente, CiU, ERC, ICV-EUiA y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) acordaron celebrar el referéndum de independencia el 9 de noviembre de 2014, y que en él se formularían dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?” y (en caso afirmativo) “¿Quiere que este Estado sea independiente?”[43] El 11 de septiembre de 2014 tuvo lugar otra manifestación masiva, la Vía Catalana 2014, en la que manifestantes vestidos con los colores catalanes, amarillo y rojo, llenaron dos avenidas de Barcelona formando una “V” gigante, para pedir la votación[44] Tras la sentencia del Tribunal Constitucional, el gobierno catalán cambió la votación por un “proceso de participación ciudadana” y anunció que sería supervisada por voluntarios. [El gobierno español recurrió de nuevo al Tribunal Constitucional, que suspendió el proceso a la espera del recurso, pero la votación siguió adelante[45] El resultado fue un 81% de votos a favor del sí, pero la participación fue sólo del 42%, lo que podría considerarse como una mayoría opuesta tanto a la independencia como al referéndum[46] Posteriormente se presentaron cargos penales contra Mas y otros por desafiar la orden judicial[45].

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Los acontecimientos que siguieron al referéndum inconstitucional del 1 de octubre en Cataluña son históricos y no tienen precedentes. Desde la misma celebración del referéndum y la declaración de independencia hasta la posterior represión violenta y la decisión de activar el artículo 155 de la Constitución española por parte del Gobierno español, los acontecimientos en España han amenazado la estabilidad política y han provocado una importante incertidumbre sobre el futuro rumbo del país. En medio de esta incertidumbre, el gobierno español ya ha reducido su previsión de crecimiento económico para 2017-2018, ya que las empresas locales han comenzado a trasladar su producción fuera de Cataluña. Como el estancamiento político continúa, es probable que el impacto comercial de la votación sea significativo.Carles Puigdemont i CasamajóImpulsores del movimiento independentista

Los movimientos de secesión han estado presentes en Cataluña desde 1922, pero han crecido en intensidad desde 2010. Tres factores impulsores, que abarcan los aspectos políticos, económicos y sociales del movimiento independentista, pueden atribuirse a este reciente aumento.