El papel de las mujeres en la sociedad y epoca actuales

ensayo sobre el papel de la mujer en la sociedad actual

Uno de los pocos estudios que examinan cómo los individuos se adaptan al cambio social fue realizado por Diekman et al. (2013). El estudio demostró que las personas acomodan las cogniciones y comportamientos auto-relevantes al cambio social. Los participantes que se enteraron del cambio social para su grupo interno de género esperaban un mayor éxito personal en las carreras no tradicionales de género. Además, después de aprender sobre la incorporación de las mujeres a los roles no tradicionales, los participantes buscaron con más frecuencia información sobre el liderazgo (elección no tradicional) que información sobre la apariencia física (elección tradicional), lo que significa que el aprendizaje sobre el cambio social en los roles de las mujeres tuvo algunas consecuencias conductuales. El estudio mencionado anteriormente aportó la prueba de que la exposición al cambio social puede influir en las cogniciones y los comportamientos autopertinentes de las personas de forma que se facilite un mayor cambio social. De ser así, es posible que la exposición a diferentes imágenes de los roles de género (tradicionales frente a no tradicionales) pueda cambiar los juicios y comportamientos de las personas.

el papel de la mujer en la sociedad pasada y presente

Un artículo sobre los avances en la emancipación de la mujer desde el siglo XVI hasta el XXI, restos de “roles de género” en la actualidad y las diferencias en la idea de la mujer en las civilizaciones occidentales y orientales.

A lo largo de la historia, la mujer ha sido considerada tradicionalmente inferior al hombre tanto en poder como en estatus. Al igual que en la época isabelina, en todas las sociedades la evidente diferencia biológica entre mujeres y hombres se utiliza como justificación para obligarlas a desempeñar distintos papeles sociales que limitan y moldean sus actitudes y comportamientos.

Una opinión común era que las esposas debían obedecer a sus maridos y las hijas debían recibir órdenes de sus padres. La idea isabelina de la mujer estaba claramente definida como ama de casa y madre fiel, bendecida por Dios con muchos hijos.

Además, a las mujeres no se les permitía ir a la escuela o a la universidad, realizar trabajos o ganar dinero y, puesto que oficialmente no eran sólo una pertenencia emocional, sino una propiedad física de un hombre, el padre o el marido podían castigarlas si era necesario.

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Cuando se cumple un año de la pandemia, podemos ver claramente que el impacto social y económico del virus está afectando a las mujeres con especial dureza. Las mujeres trabajan de forma desproporcionada en los sectores más afectados por el virus. Es más probable que tengan un trabajo informal que queda fuera del alcance de los programas de apoyo del gobierno. Y muchas mujeres se han visto obligadas a luchar por el cuidado de familiares jóvenes y ancianos mientras intentan mantener sus propias carreras en marcha.

Pero también hay esperanza de cambio. Las crisis existenciales alteran nuestro modo de vida y nos impulsan a reajustar algunos de nuestros valores. La pandemia no sólo nos ha abierto los ojos a las importantes debilidades de nuestra sociedad, sino que también nos ha obligado a hacer las cosas de forma diferente. Y aquí es donde veo el potencial para cambiar las cosas a mejor.

Por eso hoy, en el Día Internacional de la Mujer, nos invito a todos -mujeres y hombres por igual- a optar por desafiar los viejos patrones y adoptar otros nuevos más adecuados a nuestras necesidades actuales. Tenemos mucho trabajo por delante, en casa, en el trabajo y liderando el camino.

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Como trabajadoras individuales, experimentaron tanto el impacto liberador o de “empoderamiento” de ganar un salario regular, como de tener una mayor autonomía sobre sus vidas económicas; al mismo tiempo, muchas eran también muy conscientes del hecho de que su trabajo estaba mal pagado, tanto en comparación con los trabajadores masculinos como con las trabajadoras empleadas en los países industrializados.

“No hace falta creer en el patriarcado para darse cuenta de que la ley fue hecha por hombres y está dominada por hombres, y que lo mismo ocurre con el parlamento. Lo que significa que en toda la elaboración de la ley, las mujeres están en gran medida ausentes. No es de extrañar que la ley no funcione para las mujeres”.