Mujeres en la ventana murillo artehistoria

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current06:22, 9 February 2009616 × 769 (60 KB)Krscal (talk | contribs){{Información |Description={es|1=Dos mujeres en una ventana (Una niña y su dueña) (c. 1655-1660) de Bartolomé Esteban Murillo Óleo sobre lienzo, 106 x 127 cm, National Gallery of Art, Washington}} |Fuente=WGA http://www.wga.hu/html/m/murillo/2/214muril.html

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Según la tradición, las modelos eran de la provincia de Galicia y alcanzaron cierta notoriedad como cortesanas en Sevilla. Hombre del pueblo, Murillo pretendía evidentemente que este cuadro sorprendiera y divirtiera al espectador. Sin embargo, el desenfado de este cuadro esconde un seguro sentido del diseño -nótese cómo las cabezas de las muchachas forman una diagonal que divide el lienzo- y una gran habilidad técnica. Aunque empezó vendiendo sus cuadros en las ferias, Murillo se familiarizó con las obras de Velázquez, Tiziano y Rubens y se vio influenciado por ellas, probablemente como resultado del estudio de las colecciones reales de Madrid. Pero Murillo nunca perdió su atractivo popular ni su don para la expresión reveladora, como la sonrisa de la mujer de arriba, indicada sólo por sus ojos y mejillas.

Bartolomé esteban murillo

El arte de Murillo representó un profundo cambio en los gustos artísticos de la España del siglo XVII. Tras la severidad de los naturalistas, como Zurbarán, Maíno, el joven Velázquez, etc., Murillo comenzó a pintar imágenes bellas y delicadas, iluminadas por suaves tonos dorados y rostros encantadores. Es el caso de este cuadro, realizado con frescura e ingenio. Representa un tema muy popular en la pintura española con una joven que se asoma a la ventana acompañada de una mujer mayor. En los cuadros de Goya sobre este tema, las ancianas solían ser alcahuetas que mostraban a sus hijas. En la versión de Murillo la joven, con sus grandes ojos llenos de confianza y alegría, parece una chica de pueblo. La dueña parece divertirse con lo que ve en la calle y se tapa la cara para ocultar su risa. La composición está bien concebida. Está organizada en torno a un ángulo recto en la esquina inferior izquierda del encuadre. El ángulo recto está acentuado arquitectónicamente por el alféizar de la ventana y los postigos de madera, así como por las figuras, con la joven asomada y el propietario detrás. Esta estructura hace que una gran parte del cuadro quede vacía y que la mirada del espectador quede atrapada por las dos agradables figuras femeninas, que destacan sobre un fondo oscuro que no está iluminado ni contiene referencias espaciales.

Mujer sosteniendo una balanza

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La obra aparece por primera vez en el registro escrito en una mención de Antonio Palomino, principal biógrafo de Murillo, que la vio en Cádiz en 1708 en la colección de arte de Carlos Francisco Colarte, marqués de Pedroso. A principios del siglo XIX seguía en la colección de la familia Pedroso y fue adquirida en Sevilla por James Campbell para el marchante de arte británico William Buchanan; llegó a Gran Bretaña en enero de 1810[2]. Luego fue adquirida por Thomas Bulkeley Bulkeley-Owen, antes de ser comprada por su actual propietario con la Serpiente de bronce de Peter Paul Rubens en 1837[3][4].

Cuadro de mujer mirando por la ventana

Profundamente interesado en los límites entre el arte y la realidad, Murillo utilizó en sus autorretratos soluciones de trampantojo para jugar con el espacio pictórico de sus composiciones. Este cuadro excepcionalmente realista, una de las obras más famosas y misteriosas de Murillo, está concebido como el espacio de una ventana. De la oscuridad emergen dos jóvenes que podrían ser prostitutas. El cuadro puede hacer referencia a un proverbio español: “la mujer ventanera, uva de la calle”.