Listado fusilados guerra civil española

muerte por fusilamiento 2021

La lista incluye a alcaldes, funcionarios, dirigentes políticos y activistas locales, así como a las Trece Rosas, un grupo de jóvenes pertenecientes al Partido Comunista o a las Juventudes Socialistas Unificadas, ejecutadas contra la tapia del cementerio la mañana del 5 de agosto de 1939.

Mauricio Valiente, tercer teniente de alcalde de Madrid, dijo que su memorial sería una muestra de ese reconocimiento, de reparación, y de un derecho a la verdad que tienen no sólo todas las víctimas, sino todos los madrileños.

Fernando Hernández Holgado, historiador de la Universidad Complutense de Madrid que ha trabajado en el estudio, lamentó que las víctimas de la represión franquista en la ciudad hayan sido “olvidadas” durante tanto tiempo.

En 2007, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la Ley de la Memoria Histórica, que incluía un esfuerzo estatal para exhumar e identificar a las aproximadamente 115.000 víctimas desaparecidas de la Guerra Civil y la dictadura, que se cree que están enterradas en unas 2.500 fosas comunes en toda España.

la muerte por fusilamiento es dolorosa

Las últimas ejecuciones se llevaron a cabo el 27 de septiembre de 1975, cuando cinco miembros de ETA y del Frente Patriótico Antifascista Revolucionario (FRAP) fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento por asesinato, tras un juicio muy publicitado en el que varios de los condenados (entre ellos una mujer embarazada) recibieron el indulto del general Francisco Franco, y las sentencias de los cinco restantes, debido a la falta de disponibilidad de verdugos versados en el uso del garrote, se llevaron a cabo por fusilamiento. La estrangulación por garrote había sido retratada como un acto draconiano por la opinión pública después de su último uso en 1974, cuando Salvador Puig Antich fue ejecutado en Barcelona y Heinz Chez [es] en Tarragona[2].

La pena capital en la España franquista se restableció plenamente por decreto en 1938. Entre 1940 y 1975 se registraron 165 ejecuciones judiciales, aunque las cifras exactas de los años posteriores a la Guerra Civil española son imprecisas. Según una estimación, sólo en Barcelona se registraron al menos 1.706 ejecuciones por fusilamiento hasta 1952[4] Entre los ejecutados más relevantes de este periodo se encuentra Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña.

muerte por fusilamiento 2020

Las últimas ejecuciones se llevaron a cabo el 27 de septiembre de 1975, cuando cinco miembros de ETA y del Frente Patriótico Antifascista Revolucionario (FRAP) fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento por asesinato, tras un juicio muy publicitado en el que varios de los condenados (entre ellos una mujer embarazada) fueron indultados por el general Francisco Franco, y las sentencias de los cinco restantes, debido a la falta de disponibilidad de verdugos versados en el uso del garrote, se llevaron a cabo por fusilamiento. La estrangulación por garrote había sido retratada como un acto draconiano por la opinión pública después de su último uso en 1974, cuando Salvador Puig Antich fue ejecutado en Barcelona y Heinz Chez [es] en Tarragona[2].

La pena capital en la España franquista se restableció plenamente por decreto en 1938. Entre 1940 y 1975 se registraron 165 ejecuciones judiciales, aunque las cifras exactas de los años posteriores a la Guerra Civil española son imprecisas. Según una estimación, sólo en Barcelona se registraron al menos 1.706 ejecuciones por fusilamiento hasta 1952[4] Entre los ejecutados más relevantes de este periodo se encuentra Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña.

la última muerte por fusilamiento

La última aplicación de la pena capital en España tuvo lugar el 27 de septiembre de 1975, cuando dos miembros del grupo armado nacionalista y separatista vasco ETA político-militar y tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista Patriótico (FRAP) fueron ejecutados por fusilamiento tras haber sido condenados a muerte por tribunales militares por el asesinato de policías y guardias civiles. España era la única dictadura de Europa Occidental en ese momento y había sido impopular y estaba aislada internacionalmente en el periodo de posguerra debido a sus relaciones con la Alemania nazi en las décadas de 1930 y 1940 y al hecho de que su líder autocrático, Francisco Franco, había llegado al poder derrocando a un gobierno elegido democráticamente. Como resultado, las ejecuciones dieron lugar a importantes críticas al gobierno español, tanto a nivel nacional como internacional. Las reacciones incluyeron protestas callejeras, ataques a embajadas españolas, críticas internacionales al gobierno español y medidas diplomáticas, como la retirada de los embajadores de quince países europeos.