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Elecciones segunda republica 1933
Elecciones españolas 1989
El 19 de noviembre de 1933 se celebran elecciones a las Cortes Generales para elegir los 473 escaños de las Cortes unicamerales de la Segunda República Española. Desde las anteriores elecciones de 1931, se había ratificado una nueva constitución y se había ampliado el derecho de voto a más de seis millones de mujeres. La coalición gobernante entre republicanos y socialistas se había desmoronado, y el Partido Republicano Radical empezaba a apoyar a una nueva derecha política unida.
Las elecciones de junio de 1931 habían devuelto a las Cortes una amplia mayoría de republicanos y socialistas, con el PSOE obteniendo 116 escaños y el Partido Republicano Radical 94.[1] La situación financiera del Estado era mala. La redistribución de la riqueza apoyada por el nuevo gobierno atrajo las críticas de los ricos[2]. El gobierno también trató de abordar la pobreza en las zonas rurales mediante la instauración de la jornada de ocho horas y la seguridad de la tenencia de los trabajadores agrícolas, lo que provocó las críticas de los terratenientes[3][4].
El 1 de octubre de 1933, el líder de la izquierda socialista, Largo Caballero, se pronunció en contra de los republicanos de Lerroux, sugiriendo que el programa de reformas del gobierno, y por lo tanto la base de la propia República, estaba en peligro. Advirtió que si la amenaza era el propio gobierno, los socialistas tendrían que retirarle su apoyo[14] Al día siguiente, otro dirigente socialista, Indalecio Prieto, declaró que los socialistas dejarían de participar en el gobierno, lo que precipitó su hundimiento. Alcalá Zamora, que llegó a la presidencia en 1931, pidió ahora que el republicano Martínez Barrio formara un nuevo gobierno. La oposición socialista, tanto por motivos constitucionales como ideológicos, hizo que el PSOE retuviera su apoyo al gobierno de Barrio, que se formó el 8 de octubre, pero convocó nuevas elecciones para el 19 de noviembre de 1933[15].
Elecciones de 1931
La derecha, es decir, los tradicionalistas como la iglesia, los poderosos terratenientes y los militares, estaban decididos a detener una mayor erosión de su autoridad y a hacer retroceder la marea en la medida de lo posible. Pero primero tenían que ganar poder, y en esto las propias reformas republicanas y la rapidez y frecuente insensibilidad con que se aplicaron, proporcionaron a la derecha un foco de colaboración.
Su estrategia consistía en conquistar el poder político a través de las urnas, y luego realizar cambios constitucionales fundamentales para proteger los valores tradicionales o históricos: la religión, la propiedad, la familia y la unidad de la patria. Aun así, la defensa de estos valores tradicionales por parte de la CEDA no fue suficiente para satisfacer a los más extremistas de la derecha, entre los que se encontraban muchos monárquicos, carlistas** y católicos ultraconservadores. **Los carlistas eran católicos reaccionarios que apoyaban las pretensiones al trono de los descendientes del pretendiente del siglo XIX, Don Carlos de Borbón. Su mayor presencia estaba en Navarra.
La estrategia de la CEDA dio sus frutos en las elecciones del 19 de noviembre, cuando obtuvo 115 escaños. Le siguieron de cerca los Radicales de Alejandro Lerroux (un partido de centro que se volvió cada vez más conservador) con 104 escaños. Los grandes perdedores fueron los socialistas, con 58 escaños, justo la mitad de los que habían obtenido en 1931. Sin embargo, es importante señalar que, aunque hubo un marcado giro a la derecha en las Cortes, ningún partido se acercó a la mayoría en un parlamento de 472 miembros.
Elecciones españolas 1978
El 19 de noviembre de 1933 se celebran las elecciones a las Cortes Generales para elegir los 473 escaños de las Cortes unicamerales de la Segunda República Española. Desde las anteriores elecciones de 1931, se había ratificado una nueva constitución y se había ampliado el derecho de voto a más de seis millones de mujeres. La coalición gobernante entre republicanos y socialistas se había desmoronado, y el Partido Republicano Radical empezaba a apoyar a una nueva derecha política unida.
Las elecciones de junio de 1931 habían devuelto a las Cortes una amplia mayoría de republicanos y socialistas, con el PSOE obteniendo 116 escaños y el Partido Republicano Radical 94.[1] La situación financiera del Estado era mala. La redistribución de la riqueza apoyada por el nuevo gobierno atrajo las críticas de los ricos[2]. El gobierno también trató de abordar la pobreza en las zonas rurales mediante la instauración de la jornada de ocho horas y la seguridad de la tenencia de los trabajadores agrícolas, lo que provocó las críticas de los terratenientes[3][4].
El 1 de octubre de 1933, el líder de la izquierda socialista, Largo Caballero, se pronunció en contra de los republicanos de Lerroux, sugiriendo que el programa de reformas del gobierno, y por lo tanto la base de la propia República, estaba en peligro. Advirtió que si la amenaza era el propio gobierno, los socialistas tendrían que retirarle su apoyo[14] Al día siguiente, otro dirigente socialista, Indalecio Prieto, declaró que los socialistas dejarían de participar en el gobierno, lo que precipitó su hundimiento. Alcalá Zamora, que llegó a la presidencia en 1931, pidió ahora que el republicano Martínez Barrio formara un nuevo gobierno. La oposición socialista, tanto por motivos constitucionales como ideológicos, hizo que el PSOE retuviera su apoyo al gobierno de Barrio, que se formó el 8 de octubre, pero convocó nuevas elecciones para el 19 de noviembre de 1933[15].
Elecciones españolas de 1936
La Revolución de 1930, originada por la crisis del 20′, tuvo como uno de sus principios la moralización del sistema electoral. Uno de los primeros actos del Gobierno provisional fue la creación de una comisión para reformar la legislación electoral, que dio lugar al primer Código Electoral brasileño.
El Código Electoral de 1932 creó la Justicia Electoral, que pasó a ser responsable de todo el proceso electoral: inscripción, organización de las juntas receptoras de votos, recuento de votos, reconocimiento y proclamación de los electos. Además, reguló las elecciones federales, estatales y municipales en todo el país.
El Código introdujo el voto secreto, el voto femenino y el sistema de representación proporcional en dos vueltas simultáneas. Por primera vez, la legislación electoral hacía referencia a los partidos políticos, pero se seguían admitiendo las candidaturas independientes. Este código ya preveía el uso de la máquina de votación, que sólo surgió en los años 90.
El proceso de restablecimiento del sistema democrático en Brasil comenzó en el período final del Nuevo Estado y se consolidó durante el gobierno de Dutra. A pesar de la represión, la lucha por la redemocratización se intensificó principalmente a partir del inicio de 1945, tras el lanzamiento del “Manifiesto de Minas Gerais” por un grupo de intelectuales.