Ejemplos de monopolio en españa

Monopolio español del tabaco en filipinas

Los monopolios llegaron a Estados Unidos con la administración colonial. Las obras públicas a gran escala necesarias para hacer del Nuevo Mundo un lugar hospitalario para los inmigrantes del Viejo Mundo requerían grandes empresas para llevarlas a cabo.

Los administradores coloniales concedieron a estas empresas contratos exclusivos para estas obras. Incluso después de la Revolución Americana, muchos de estos remanentes coloniales siguieron funcionando gracias a los contratos y a las tierras que poseían.

Un monopolio se caracteriza por la falta de competencia, lo que puede significar precios más altos y productos de calidad inferior. Sin embargo, el gran poder económico que tienen los monopolios también ha tenido consecuencias positivas para Estados Unidos.

En respuesta a un gran clamor público para frenar los abusos de fijación de precios de estos monopolios, en 1890 se aprobó la Ley Antimonopolio de Sherman. Esta ley prohibía los trusts y las combinaciones monopolísticas que imponían restricciones “irrazonables” al comercio interestatal e internacional. La ley actuó como un martillo para el gobierno, dándole el poder de romper las grandes empresas en pedazos más pequeños para satisfacer sus propias necesidades.

Quién abolió el monopolio del tabaco

A mediados de la década de 1990, el mercado español de las telecomunicaciones seguía basándose en la presencia de una única empresa (la Compañía Telefónica Nacional de España, conocida como Telefónica), a la que se le había concedido, durante la dictadura de Primo de Rivera en los años 20, un estatus de monopolio en la prestación de servicios de telefonía.

Dicho esto, y como se demostrará en este artículo, el sistema español todavía tiene algunas cuestiones que abordar mejor, al menos para alcanzar un estatus comparable al de los mercados más desarrollados de la Unión Europea. Entre estos problemas se encuentran los precios relativamente elevados, la importante posición que aún ocupa el antiguo monopolio, la necesidad de más inversiones (sobre todo en lo que respecta a las nuevas redes de generación), la presencia de una regulación excesiva en algunos ámbitos y un nivel creciente de concentración del mercado.

Por último, pero no por ello menos importante, hay que señalar que la regulación de las telecomunicaciones sigue siendo objeto de importantes debates políticos en varios ámbitos en los que la regulación nacional se entremezcla con las decisiones políticas paneuropeas. Por mencionar sólo un ejemplo, la cuestión de la neutralidad de la red se ha vuelto particularmente incandescente en un período en el que los llamados proveedores de servicios over the top (OTT) se han convertido en actores principales, obteniendo importantes beneficios económicos al utilizar servicios e infraestructuras de telecomunicaciones preexistentes para llegar a sus usuarios. A pesar de que la neutralidad de la red fue finalmente regulada por el Reglamento (UE) 2015/2120 del Parlamento Europeo y del Consejo el 25 de noviembre de 2015[i], y de que las Directrices proporcionadas por el Organismo de Reguladores Europeos de las Comunicaciones Electrónicas (ORECE) fueron adoptadas en agosto de 2016, los reguladores nacionales siguen teniendo las competencias y la obligación de evaluar la gestión del tráfico, las prácticas comerciales y los acuerdos para todos los servicios relevantes. En España, la reciente llegada de estos operadores OTT (en particular Netflix) ha generado crecientes tensiones con otras partes interesadas del sector que deberán ser debidamente abordadas a nivel regulatorio (Balderas Blanco 2016).

Efectos del monopolio del tabaco

Este artículo necesita citas adicionales para su verificación. Por favor, ayude a mejorar este artículo añadiendo citas de fuentes fiables. El material sin fuente puede ser cuestionado y eliminado.Buscar fuentes:  “Monopolio estatal” – noticias – periódicos – libros – scholar – JSTOR (diciembre de 2008) (Aprende cómo y cuándo eliminar este mensaje de la plantilla)

En economía, un monopolio gubernamental o monopolio público es una forma de monopolio coercitivo en el que una agencia gubernamental o una corporación gubernamental es el único proveedor de un bien o servicio particular y la competencia está prohibida por ley. Es un monopolio creado por el gobierno. Suele distinguirse de un monopolio concedido por el gobierno, en el que el gobierno concede un monopolio a un individuo o empresa privada.

Un monopolio gubernamental puede ser gestionado por cualquier nivel de gobierno – nacional, regional, local; para los niveles inferiores al nacional, es un monopolio local. El término monopolio estatal suele significar un monopolio gubernamental gestionado por el gobierno nacional.

El ejemplo más destacado del monopolio es la ley y el uso legítimo de la fuerza física[1]. En muchos países, el sistema postal está gestionado por el gobierno y la competencia está prohibida por ley en algunos o todos los servicios. Asimismo, los monopolios gubernamentales en los servicios públicos, las telecomunicaciones y los ferrocarriles han sido históricamente comunes, aunque en las últimas décadas se ha producido una fuerte tendencia a la privatización en todo el mundo industrializado.

El monopolio del tabaco en la historia de filipinas

Sin embargo, se consideran necesarios para la prestación de ciertos servicios críticos. En EE.UU., estos incluyen los servicios públicos y los derechos de emisión de televisión. Los privilegios de los monopolios suelen ir acompañados de un mayor escrutinio normativo.

Las empresas de servicios públicos, por ejemplo, mantienen amplias infraestructuras para prestar servicios esenciales que deben estar disponibles de forma fiable para todos los consumidores dentro de sus áreas de negocio. A un competidor no se le permitiría aprovechar la presa de la compañía de agua o la red de la compañía eléctrica. Tampoco podría replicar de forma realista la infraestructura existente para prestar su propio servicio.

En particular, estos monopolios fueron creados por la acción del gobierno. El economista Harold Demsetz ha señalado que estos mercados no tenían tendencias monopolísticas antes de que los gobiernos empezaran a concederles derechos exclusivos. En 1907 funcionaban en Chicago unas 45 compañías eléctricas.

Los monopolios pueden romperse mediante la acción gubernamental. En su momento, la industria del petróleo estaba monopolizada por la Standard Oil de John D. Rockefeller y la del tabaco por la American Tobacco Co. de J.B. Duke. Ambas empresas fueron víctimas de la Ley Antimonopolio de Sherman de 1890, que prohibía las prácticas monopolísticas.